jueves, 7 de mayo de 2009

La buena y la mala otra vez


Ya en el Bronx, el canario revisó la revista Nature, por recomendación de la mismita Guadalupana. Allí encontró los dos artículos que el Doc Amador hace circular entre la gente cuate, gracias por eso, Doc. Ni los vinculamos siquiera con ellos, dicen lo que ya sabemos y aquí decimos, lo confirman. Pero sí importa establecer aquí lo que se confirma, de acuerdo a nuestra lectura de ambos...

1) El H1N1 es un nuevo virus para la medicina actual. Nadie puede predecir su comportamiento, porque ya es producto del comportamiento impredecible de otros virus de su tipo.

2) Brotó en la ciudad de México la nueva figura y dejó ver que podía desarrollarse hasta ser una pandemia global. Una de proporciones y resultados impredecibles. Por eso aquí hemos optado por denominar tal efecto negativo como una Megademia.

3) En la ciudad y el país ya se tomaron las medidas correctas, las más deseables y factibles. Todo se encuentra hasta cierto punto detenido, en observación. Los contagios en el mundo están siendo detectados de modo correcto y casi de inmediato, son pocos.

4) No es una infección viral de carácter mortal para quienes la contraen. Es una gripe influenza de síntomas extremos. En casos de riesgo mortal, únicamente dos productos farmacéuticos la contienen; no tiene sentido recetarlos y tomarlos en todos los casos de contagio. Hay una cantidad limitada de ambos productos, alcanza para millones de casos; mas no para media humanidad si se contagia.

5) Por tanto: es ejemplar en términos positivos lo que ocurre en México. Se actúa bien contra un mal desconocido. Bien en términos de masas. Hay inteligencia y flexibilidad creativa suficiente para contrarrestar la ignorancia deseada y la servidumbre voluntaria. Funciona la opinión pública general y la experiencia social de cada quien.

6) Nadie sabe cuándo pueda concluir el riesgo de Megademia. Está latente, en todo el planeta. Una epidemia de influenza como las que se conocen en la historia tiene ires y venires durante cuando menos tres años. Estamos al comienzo del primero. Lo mejor para evitar retumbes negativos, ya lo sabemos: higiene y paciencia. Ahora hay que agregar el saber vivir mejor en sociedad.

No se hace mención del caso concreto del aire con esmog de nuestra ciudad. Basta con saber que son cosas del respirar y el aparato respiratorio el virus y el esmog, para entender que esta contingencia sí tiene que ver con el porvenir del riesgo de Megademia en que estamos. En términos de calificación numérica, en una escala que va del 1 al 6, nos encontramos, hoy, en fase 5 mundial. Es probable que el lunes próximo, 11 de mayo, baje a fase 4, y a comienzos de junio a la fase 3. Así duraremos, muy probablemente, hasta el año que viene, la ciudad entera; y el resto del país, como el mundo entero, quedará en fase 2. Mientras no se dé un aumento significativo de contagios y enfermos reales, más de lo que ya es inevitable que ocurra. Por eso es posible afirmar que todo está bajo control. Hasta nuevo aviso.

En Nature no se van a detener con minucias. Informan lo que saben para actuar y entender de inmediato. Confirman nuestras interpretaciones, pensamos. Lo que no les preocupa para nada, como con el SIDA y otros casos de infección viral pandémica, es de dónde vienen de verdad y por qué sólo dos laboratorios del mundo monopolizan la curación. Mucho menos cuestionan el sinsentido económico de perseguir la vacuna, si ya se puede prospeccionar que no servirá de mucho, igual que con la de la influenza que en México hay en cantidades, ahora, de dar risa.

Nuestro diagnóstico: la humanidad no accede a la fase de "desesperación". Cosa buena. Predomina, por ahora, la voluntad de reconocer la realidad. Se avanza en el reconocimiento completo del problema: riesgo de Megademia en grado 5 con tendencia a disminuir cada vez más en ese grado de riesgo. Los números

En lo político, sólo el loquito de esperar, amlo, actúa en sentido contrario a la sana razón y la cordura, siempre lo ha hecho, ¿quién lo hace entender? Pero en lo duro de la realidad: los efectos de la ola que ya provoca el libro de Carlos Ahumada sobre la corrupción en el GDF lo pone a funcionar con nuevos reflectores, que lo dejan verse más de tercer dimensión como el caudillo tropical caracterizado por Krauze. Al tiempo.

No queda otra mientras tanto: higiene, paciencia y, sobre todo al principio, mucha tolerancia con el otro. Estornudar no es un pecado mortal. Los riesgos reales de contagio son bajísimos, un 0.00004% de probabilidades durante los siguientes quince días. Y el riesgo efectivo de morir por culpa de un contagio es del 0.000000012%, hasta ahora. Luego de ese tiempo prudencial de quince días más, para fines de mayo, si la cosa sigue bajo control, regresará una auténtica normalidad. De haber un problema sin solución viable todavía es el clima de la ciudad de México, donde continúa el estado de contingencia ambiental manifiesta, aunque las autoridades no digan ni hagan nada al respecto.

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