martes, 5 de mayo de 2009

¡Ampayita, cómo va ese marcador!


La contingencia ambiental gana. Ya de gacho. Porque a nadie le preocupa, y el oxígeno que falta ya apendeja un poco a la gente. Quizá por eso a nadie le preocupa el desastre inmediato.

Virus A(H1N1) bajo control. No mata, no contagia de modo acelerado; tan sólo es una pesada enfermedad que libra mucho mejor la gente rica que la sin lana.

México: bien. Tan loquito como otros pueblos del mundo. Pero calmado y correcto en broncones de este tipo. Otra vez: se lució la gente. La del DF con esmero y eficiencia, casi sin darse cuenta.

Se detuvo la Megademia. Gracias a México y la gente de México. El gobierno actuó lento (Calderón) e inepto (Ebrard) como suele suceder. Pero se cumplió lo básico en términos de administración pùblica de la salud.

Todo deja mucho que desear.

No fue un "ensayo", fue el "estreno" de la obra. Se actuó bien hasta del lado demente, un óscar muy bien merecido por pueblo espantado tratando de hacer lo correcto con tan poca información real en los media.

El asueto mental ya decretó el Jefe Máximo que se termina el jueves próximo: 7 de mayo. Queda un día más para la pachanga de la cuarentena relativa de la ciudad entera.

El regreso a la normalidad comienza el lunes próximo: 11 de mayo.

Todo quedó conmovido, muy sarandeado en todos sentidos. Sobre todo por la neurosis de encierro en la ciudad de México. Será complicado imponer de nuevo la calma; pero eso caerá por su propio peso, como después de los temblores como el de 1985.

Por lo comùn, estas cargas de adrenalina producen mejor civilidad, màs sociedad, madurez; aunque apenas y se note.

Los polìticos y los médicos son quienes peor quedaron parados. No saben lo que dicen saber, ni entienden lo que se debe entender; tan siquiera funcionan. ¡Lástima que no piensen ni cuando piensan que piensan y dicien lo que piensan que piensan cuando lo dicen!

Con esto ya va concluyendo este nuestro reportaje al pie de la megademia misma.



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